25 de enero de 2014

Que no dejes de tocar...

Tres años después de que arranqué este viaje (viaje, si se puede llamar a un par de recitales y un puñado de micros...) puedo jactarme aún más el amor que siento por la música, por el rock, por Skay Beilinson y toda su obra.  Cada nota, cada palabra, de cada canción la llevo tatuada en la alma como bandera.  Y en cada congreso respetable al que somos invitados nos demuestra porque le somos fieles.  ¿Cuántas veces me hizo emocionar con sus palabras, con esa voz que se quiebra como un espejo en mil pedazos y te entra por cada poro de la piel?  Su voz trasciende nuestro organismo y bombea mi corazón; en cada recital.  No sé si es fanatismo ciego o amor desmesurado, pero me ha sido imposible no sufrir aquellas veces que no podía estar presente, o desbordar de alegría cuando lo tenía frente a mí.  Parece una exageración medida.  Pero es nada más ni nada menos que un ápice de la admiración... del amor que siento hacia este hombre.
   Eduardo "Skay" Beilinson, la guitarra del rocanrol, nuestro Capitán.  62 años, llenos de rock, humildad, música.  Su vida entera dedicada a la música.  Mi vida entera dedicada a intentar seguirlo, a hacer que mi cuerpo vibre y "pierda la forma humana" en esas interpretaciones místicas, como la de Criminal Mambo, donde te explota la cabeza, te abre la mente, te toca el alma y te perfora el corazón con esos gritos: "¡Banzai!" suena de su boca como una trinidad al mismo tiempo de que lo hace de todas nuestras bocas.  "¡Banzai!".  Y todas las chicas arriba, en los hombres de alguno que con o sin otras intenciones las suben para que puedan ver cara a cara al Flaco y limpiarse los pulmones al dulce bramido de: "vos sos como un sol, brillando en mi cielo estás".  Tal vez para el Flaco, tal vez para otro.  No es menos la emoción que uno siente al escuchar cada estrofa de "Paria" que -sin querer- nos describe, a mí, a todos.  Y a él mismo.
"No tengo patria, ni tengo ley 
No tengo nombre, ni adónde ir 
No tengo historia, no tengo dios 
Esta es mi gloria, mi cielo, mi infierno, mi suerte. 
Una pluma en el viento 
Una ola en el mar 
Soy un náufrago del tiempo 
intentando hacer pié."
Y es así, gracias a este tipo de poesía, sus letras.  Que siempre que termina uno de shows y salimos empapados en transpiración.  Aún un tanto agitados y comentando los golpes que recibimos, como lo vimos, que le faltó y que fue lo que más nos gustó.  Pero salimos pensando que queremos verlo brillar igual que el fuego una vez más.

Personalmente, Skay no sólo me da motivos para vivir afirmando que es el mejor, no sólo me llena el alma cada vez que voy a verlo, me revitaliza.  También me ha dado el agrado de conocer una cantidad interesante de personas que comparten este mismo sentimiento, que son iguales a mí.  Un grupo de desconocidos que se de repente se conocen de toda la vida en cada show.  Un puñado de amigos nuevos.  Un rocanrol.  Una ilusión.  Una pasión sin fronteras.


¡Feliz cumpleaños Capitán!

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